lunes, 13 de febrero de 2017

LA PALABRA DE DIOS


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DOMINGO VIII TIEMPO ORDINARIO
26 FEBRERO 2017

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?
¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.
Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos. »



Dios nos ama a todos, y si cuida de las aves mucho más cuidará de cada uno de nosotros; pero a las aves Dios no les pone el alimento en el pico: las aves tienen que esforzarse para conseguirlo. Pues bien, nosotros tenemos que esforzarnos trabajando como si todo dependiera de nosotros, pero confiando en Dios como si todo dependiera de Él. Sin la ayuda de Dios todos nuestros esfuerzos serían inútiles. Incluso ni siquiera podríamos hacer esfuerzos.
Dios nos ama; por eso en la Biblia nos dice: ¿Podrá una madre abandonar al hijo de sus entrañas? Pues aunque lo abandone, yo no te abandonaré; eres precioso a mis ojos y te quiero. Te llevo dibujado para siempre en la piel de mis manos.
Fijaos en este detalle: no dice que nos lleva dibujados en su cara; no. Nuestra cara no la vemos constantemente; nos tenemos que valer de un espejo. Son las manos las que vemos constantemente. Dios, pues, al decirnos, que nos lleva dibujados en la piel de sus manos quiere decirnos que constantemente nos está mirando con amor.
Dios nos ama, seamos como seamos; aunque seamos muy malos y no cambiemos.
Reparad en el amor de una madre por su hijo. La madre no le ama porque sea bueno, sino porque es su hijo. Claro que desea que sea bueno y cada vez mejor. La madre de un criminal querría que su hijo se apartara del mal camino, pero como es madre no deja de amarle. Jamás dirá: Deja de ser un criminal y te querré. Lo que dirá es: Odio tus crímenes, pero a pesar de todo sigo queriéndote con toda mi alma, porque eres mi hijo.
Algo parecido pasa con Dios. Dios ama a sus hijos pecadores, pero odia el pecado porque el pecado es egoísmo y al egoísmo se debe la mayoría de los sufrimientos que hay en el mundo.
Un seminarista que en Bangla Desh luchaba contra el hambre de los nativos decía lo siguiente: «He comprobado que el mayor mal que hay en el mundo no es que un hombre muera de hambre. Por supuesto que esa es una muerte horrible, pero supongo que la gente muere de muertes igualmente horribles en países ricos, donde hay tanto cáncer y donde la medicina moderna es incapaz de acabar con el dolor. No. Lo verdaderamente trágico no es el dolor de morir de hambre, sino la indiferencia de quienes, pudiendo ayudar a sus hermanos que mueren de hambre, no lo hacen».
Hermanas y hermanos: el pecado, que al fin y al cabo es egoísmo, es la causa de la mayoría de los males que sufre la humanidad. No seamos, pues, egoístas. Busquemos antes que nada el reino de Dios.

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