martes, 21 de febrero de 2017

LA PALABRA DE DIOS



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1º DOMINGO DE CUARESMA
5 MARZO 20174
+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al final sintió hambre. Y el tentador se le acercó y le dijo: -Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.
Pero él le contestó diciendo: -Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el diablo lo lleva a la Ciudad Santa, lo pone en el alero del templo y le dice:
-Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Encargará a los ángeles que cuiden de ti y te sostendrán en sus manos para que tu pie no tropiece con las piedras.
Jesús le dijo: – También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y mostrándole todos los reinos del mundo y su esplendor le dijo: -Todo esto te daré si te postras y me adoras.
Entonces le dijo Jesús: -Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto.
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.



El primer domingo de Cuaresma nos narra el conocido pasaje de las “tentaciones de Jesús”. Mateo no duda en escribir: Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu para ser tentado. La vida de Jesús está guiada, como la de cualquier persona, por el Espíritu. Cada uno de nosotros tiene su historia, su vida. Y el desierto, pronto o tarde, llega.
“¿Qué quiero decir con estas expresiones?” Algo muy sencillo: a lo largo de nuestra vida llegan momentos en los que nos tenemos que definir. O sobrevivimos a base de agarrarnos a la Palabra, o nos dejamos llevar por otras sugerencias que nos apartan de la Palabra. Jesús es tentado y en la tentación opta por la Palabra, por lo que el Espíritu le dice.
En el lenguaje popular están muy metidas estas expresiones: “Son pruebas que Dios te manda”. “Es una prueba de Dios”. Creo personalmente que Dios no nos manda pruebas. La vida es la que nos presenta momentos de opción en los que tenemos que dar la talla: optamos por dejarnos guiar por el Espíritu o bien optamos por dejarnos guiar por las apariencias tentadoras de lo más inmediato y halagador.
La Cuaresma es un tiempo oportuno para examinar qué lugar ocupa Dios en nuestra vida, en nuestros proyectos, en nuestras decisiones.
Como Jesús, nosotros hoy estamos sometidos a tentaciones, es decir, oportunidades para dejar de lado a Dios y buscarnos la solución a nuestros problemas con nuestros propios medios.
El relato evangélico sitúa a Jesús en la corriente de los hombres y mujeres de todos los tiempos. Como Adán y Eva, Jesús es solicitado por el tentador. A diferencia de Adán y Eva, Jesús se mantiene fiel a la palabra del Padre por encima de toda duda, de toda propuesta, de toda prueba.
La primera tentación: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes, es un chantaje que tiene como centro la necesidad inmediata, la menesterosidad de todo ser humano. Se le dice: “Agárrate a lo que necesitas ahora; sacia tu hambre y déjate de historias. Vale lo que sirve, lo que nos saca de apuros”. Pero la solución definitiva no es usar de cosas y de personas, Dios incluido. A lo inmediato, Jesús opone el alimento que es la Palabra de Dios. Es el único absoluto.
La segunda tentación: Si eres Hijo de Dios, tírate abajo; sus ángeles cuidarán de ti, es la tentación de usar a Dios para lo que nos conviene y cuando nos conviene. La traducción sería: “Sirve creer en un Dios que nos sirve cuando lo necesitamos” Jesús responde al tentador diciendo: No pongas a prueba a Dios. No dictes a Dios qué es lo que tiene que hacer. No reduzcas a Dios a que haga tu voluntad: Deja a Dios ser Dios.
La tercera tentación: Te daré todo si me adoras. Es la tentación más fuerte. Es la tentación de quienes están dispuestos a entregarse a quien sea y como sea con tal de hacerse dueños de los otros. Poner a todos a nuestro servicio.
Jesús responde tajantemente: Sólo a Dios adorarás. Sólo a Dios servirás.
El modo de vencer la tentación que Jesús nos muestra es tener a Dios por cimiento y su palabra como alimento.
El camino ya está marcado. Recorrerlo es tarea de cada día.
No te sorprendas de ser tentado. Sorpréndete de estar apoyado en el Señor y su Palabra que puedas caer en la tentación.

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